sábado, enero 27, 2007

Intercuentos 2: El niño que no sabía atarse los zapatos

Segunda Edición de Intercuentos en castellano.
"El niño que no sabía atarse los zapatos"

Esperamos superar el número de redactores de la edición anterior por lo que invitamos a participar a todo el que quiera en esta experiencia de redacción y colaboración.
A continuación recordamos las reglas para participar:
1) Hay que escribir más de 3 líneas y menos de 10

2) No se permiten expresiones ofensivas y/o malsonantes.

3) Para escribir tienes que:
  • Leer todos los "post" anteriores para poder "seguir el hilo"
  • Pensar cómo lo vas a continuar y hacer un borrador
  • Revisar y corregir
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¡Pasen y escriban!

17 comentarios:

CEIP Portofaro dijo...

Esta es la historia de un niño que no sabía atarse los zapatos. Tenía ya 10 años y todavía no sabía hacer algo aparentemente tan sencillo como eso.
La primera vez que Adán notó algo raro fue en la clase de la Seño Maricarmen, cuando acababa de cumplir los ocho. Concretamente el mismo día que los cumplía. Por eso se acordaba tan bien.

- Seño, seño –gritaba Adán desaforado-. ¿Me atas los zapatos?
- ¿Cómo? -dijo la profesora en un tono que ya no presagiaba nada bueno-. ¿Es que aún no sabes atarte?
Adán, agachó la cabeza y musitó un “no” casi inaudible, pero que la seño no dejó de captar. La profe antes de atarle por primera y última vez los zapatos, le echó un discurso recordándole lo mayor que ya era y cómo fulanito y menganita que estaban en cursos inferiores y hasta zutanita (no sé muy bien por que la nombraba de manera tan rara) ya sabían hacerlo.
Desde aquel día Adán sospechó que ese asunto iba a dar que hablar. De hecho, al principio no le pareció tan malo porque siempre encontraba a alguien que le hiciera el favor. Primero recurrió a los compañeros. Casi siempre había algún niño que le echaba una mano para que pudiera ir rápido a pillar la pista de fútbol. Pero enseguida se cansaron y entonces recurrió a las niñas. Las primeras veces le hicieron caso, pero tampoco duró mucho y no pasaron muchos días cuando ya no le quedaba nadie ni en su clase ni en las cercanas a quien recurrir.
Así que a partir de aquí, empezó a surgir en el cole y en el barrio la figura de Adán el “Desatado”
La vida de Adán era muy…

Anónimo dijo...

La vida de Adán era muy difícil porque ¿quién le atará los zapatos?
Ahora que nadie lo quiere hacer tendrá que aprender.
-Mamá ¿yo soy demasiado mayor para no saber atarme los zapatos?
-Hay que hacer un nudo... luego un lazo...y...ya está.
Mientras tanto Adán lo anotaba todo

Anónimo dijo...

Ni siquiera sus padres le ataban los zapatos.Adán cumplió once años y sus padres le regalaron unos lindos zapatos de velcro, pero había un problema.Adán era alérgico al velcro.

Anónimo dijo...

Sus padres nunca tenían tiempo porque estaban trabajando.Un día los padres de Adán tuvieron que irse de casa una semana por el trabajo. Dejaron a Adán en casa de Bárbara una amiga de Adán, quería decirle a Bárbara si le enseñaba a atarse los zapatos pero no se atrevía.

Anónimo dijo...

No tenía a quien acudir hasta que su abuelo fue a quedarse unos años hasta que construyeran su casa.
-¿Abuelo me puedes atar los zapatos después del cole?
-Si.
Estuvo todos los días atando los zapatos hasta que hicieron su casa y se marchó.

Anónimo dijo...

La vida de Adán era muy vergonzosa .Si se caía sin querer los demás se reía de él.

Anónimo dijo...

Tropezaba con los cordones y cuando llegaba a casa se iba al baño y sacaba del botiquín la mercromina para curarselas.
A los padres les extrañaba y decidieron ir a ver a su médico particular.
-Lo que le pasa-decía el médico- es que tiene falta de práctica.

Anónimo dijo...

Desesperado porque no sabía atarse los zapatos cuando llegó a casa estaba hecho polvo de tantas burlas.
Un día se puso serio y empezó a practicar para aprender a atarse los zapatos,seguía practicando y practicando pero nunca lograba atarselos.

Anónimo dijo...

Pasaba mucha vergüenza porque lo sabía todo el mundo que lo conocía y sus padres como si no pasara nada.
Tenía los cordones desatados y al final los cortó, pero cuando iba a jugar al fútbol le caían los zapatos y no podía jugar.
Decidió jugar con las maquinitas y se aburría y cuando llegaba al recreo tenía envidia y no sabía qué hacer ni a qué jugar

Anónimo dijo...

La vida de Adán era muy rara y muy extraña.No tenía amigos.Un mes después llegó un niño nuevo al colegio y se hicieron amigos, el niño tenía el mismo problema que Adán: tampoco sabía atarse los zapatos.

Anónimo dijo...

Un día mágicamente apareció una luz que le dijo:
-Mira, coges así, lo metes por aquí, haces así y listo.
-Gracias, gracias-le dijo Adán.
-¿Pero quién eres?

Anónimo dijo...

La luz desapareció...

Anónimo dijo...

La vida de Adán era demasiado imposible de creer ya no sabía a quien pedirle que le atara los zapatos. Un día lo intentó y se dio un tortazo contra el suelo.
Adán no sabía que hacer. Llegó a clase, iba a hablar con la profe y ...

CEIP Portofaro dijo...

...comprobó una vez más que la vida era muy complicada sin saber atarse los zapatos.
Su profe le puso un ultimátum: O aprendía a atarse o…

Anónimo dijo...

Llego el día de su cumple y le regalaron dos pares de zapatos. Se pasó la tarde jugando, menos mal que no se le desataron los cordones porque si no haría el ridículo. Llegó la tarta y el deseo que pidió fue saber atarse los zapatos. Al día siguiente probó cómo hacer los lazos y ...Exacto le había salido.

Anónimo dijo...

Adán pudo volver a jugar al fútbol , sus amigos no se volvieron a reír de el y desde ahí no utilizó tanto el botiquín.

María dijo...

aos amantes, abrolles a muralla
aos donantes, abrolles a muralla
a salud e a comida, abrolles a mu
ralla